En Rusia Federico García Lorca es amado por todos. La cantidad de traducciones que hay, los muchos estudios publicados sobre su vida nos demuestran su popularidad. Tiene la fama de ser el más "nuestro" de todos los poetas extranjeros. ¿Por qué esa fama? Hay muchas razones para ello.
En primer lugar, su poesía es muy exacta y expresiva. Cada poema suyo está elaborado con mucha precisión. El mismo escribió una vez que "si es verdad que soy poeta por la gracia de Dios - o el demonio -, también lo soy por la gracia de la técnica y del esfuerzo". A ello contribuyen, en buena parte, sus profundas raíces en lo popular. Lo popular y lo culto siempre están casados en su obra. Además, su muerte de manos de los fascistas hizo de su nombre un símbolo de la lucha antifascista.
La personalidad de Lorca es extremadamente atractiva. De un lado, es alegre y lleno de simpatía. De otro - más profundo – tiene un malestar, un dolor de vivir, un presentimiento de si trágico destino. El tema del destino trágico, la imposibilidad de realización aparecen en todas sus obras maestras. Su tristeza tiene mucho que ver con la tristeza rusa que busca la muerte en la fiesta. Y es lógico que tanto los poemas de Lorca como la tradición rusa idealicen a los gitanos, símbolo de la libertad.
Pero hay que notar que aparte del romanticismo, Lorca ha sabido apreciar la realidad. Sus breves poemas describen con precisión los paisajes desérticos de Andalucía, las aldeas perdidas entre montañas y los callejones de Granada.
Lorca ha vivido una vida muy intensa. Nació en Fúentevaqueros en 1898. En Granada inició las carreras de Letras y Derecho (sólo terminó la segunda). Además, estudió música con pasión y fue amigo del famoso Manuel de Falla. Junto con él después organizaría el primer concurso de cante jondo.
Pronto se instala en Madrid, donde conoce a artistas jóvenes (Dalí, Buñuel) y escritores consagrados (Juan Ramón Jiménez, etc). En 1929-1930 se marcha a Nueva York, ciudad que dará título a su futuro libro poético. De vuelta a España funda La Barraca, grupo teatral universitario. Con él recorre los pueblos representando obras clásicas y recopilando el folklore. Como era músico, él mismo armonizó muchas canciones populares. Su acercamiento cada vez mayor al pueblo y su amor a la libertad contra todo tipo de dictadura le atraen odios que conducen a su asesinato a comienzos de la Guerra Civil, en agosto de 1936.
Entre sus obras se destacan: "Romancero gitano", "Poeta en Nueva York", las tragedias "Bodas de sangre" y "Yerma".